Los escritores son seres peligrosos, malvados. Los inteligentes, los astutos, los que saben lo que hacen. Esos que logran que un párrafo, un capítulo, una historia cierren. Que un punto suelto en cualquier lado sea luego recogido y amarrado. Y nosotros, los lectores, disfrutamos cuando eso pasa, festejamos en nuestro silencio el objetivo logrado.
Pero esto no hace de los escritores buenas personas: dije que son peligrosos, malvados, y lo son; nos mantienen expectantes, nos roban el tiempo, manipulan nuestros sentimientos. A veces hasta nos asfixian con una palabra, y pueden usar esa artimaña tanto en una historia romántica como en una de terror. Una vez leí un libro (del que ahora no me acuerdo el título) donde el asesino mata a su víctima cruelmente, a sangre fría, hay malicia y espanto; y de repente, cuando termina de consumar su acto, el tipo queda ensimismado, sumido en una tristeza que lo vuelve diminuto, vulnerable… aunque en realidad el que se vuelve vulnerable es el lector, vos y yo. Y ahí, cuando el escritor (el verdadero perverso acá) ya ha envuelto al asesino en un clima de remordimiento y pesar, ahí, en ese momento, en ese preciso momento, tira la frase matadora, algo así como la “lenta lluvia de renuncias” de Cortázar o el “Soy un pedazo de miedo” de Ingberg. Qué sé yo. Éstas las pongo como ejemplos, nada tienen que ver con historias de terror (o sí, pero de las otras).
¿Y qué decir de la poesía? (de la que te corta las venas). El “Nadie pierde (repites vanamente)” de Borges, que una vez leído no se puede más que recitarlo infinitas veces como un mantra hipnótico. Y tantas otras palabras que se me vienen a la cabeza pero prefiero ignorar.
Pero cuidado: los escritores peligrosos no se limitan a la prosa o al verso. Estamos hablando de seres humanos con malos hábitos: la frasecita en cuestión te la pueden tirar mientras compran el pan, esperan el colectivo o hacen un asado. Ponele. Entonces nos dejan recalculando. Sí, son peligrosos aunque no estén escribiendo una historia.
Hace poco leí al francés Yann Andréa y pensaba opinologiar sobre uno de sus libros, pero entonces me di cuenta de que la malicia es un mal global que padecen (disfrutan) todos los buenos escritores. Yann, por ejemplo, secretario, amante y compañero de Marguerite Duras (otra grosa híper malvada), escribió sobre el período vivido junto a la escritora, un período de mucho sufrimiento, angustia y desesperación. Y a pesar de que narra una historia real, no puede dejar de ser lo que es, un escritor asesino, y de tirarte frases tipo “Leo en voz alta para merecerte”…vamos, seamos sinceros, miró al lector a los ojos y le clavó el puñal entre ceja y ceja. Ya… no estoy diciendo que lo hacen apropósito (solamente lo estoy pensando); lo que digo es que se nutren, a sabiendas o no, del efecto poderoso de sus palabras.
Ya sé, alguien me dirá que estoy proyectando… y bueno, sí, un poco, porque los lectores también necesitamos eso, nutrirnos de sentimientos hechos palabras, de acciones valientes, consumadas, meternos en esa otra dimensión y encontrar todo lo que en esta no encontramos, no porque no exista, sino que a veces está oculto, disimulado (¡¿por qué?!).
Y ésta es la parte en la que me enrosco y ya no sé ni lo que quiero decir, y me pregunto quién me manda a mí a estar haciendo esto, mejor me voy a calentar el agua, agarrar un libro y hacer lo que mejor me sale: claudicar, digo, leer.
Columna: Opinología Barata - Qu N°18, noviembre 2016
12 comentarios:
Tiene mucho sentido.
¿Leerías algo de un escritor que no fuera malvado, que no haga que a sus personajes le pase algo adverso? No habría conflicto, no habría historia.
Un abrazo.
Demiurgo, sí, lo leería, casi nunca frente al libro sé con qué me voy a encontrar (y lo odiaría si no pasa nada, claro).
Pero no siempre para ser malvado tiene que hacer que pase algo adverso, es la forma en la que emplea las palabras.
Gracias por leer. Un abrazo!
Guau!! Vamos todavía esa opinología barata.
Creo que es más malvado aquel escritor que hace que no pase nada. Se entiende? Que hace que el lector "sienta" que no pasa nada pero...siempre hay peros.
Personalmente prefiero que me dejen recalculando aunque sea sin golpe efecto.
Un chisme: en la vida real conozco algunos malvados en serio.
Beso Eme...buen fin de de mates.
Dana, el que hace que no pase nada no se merece que lo llamen malvado, eso para mí, claro.
Un chisme: yo también. ¿Cuando nos juntamos? jaja
Beso y mates, Dana!
Los escritores bonachones son unos farsantes.
Deberían ser ahorcados.
Besos.
Sin ninguna duda, Toro: ¡Al cadalso!
Besos.
Hay frases que se te quedan tatuadas para siempre en el cerebro.
Eso de "El principio es la parte que está mas lejos"
O "Es raro, quiero huir pero nadie me persigue".
O "Di todo de mi, no fue suficiente".
Y cuando encuentro a un "hacedor" de frases maravillosas no me queda otro remedio que convertirlo en mi poeta de cabecera.
Eso si, luego le saco el jugo, veo a una rubia tomando mate, le suelto alguna de las que me se y la dejo tentada de risa toda la tarde.
Jajaja ni lerdo ni perezoso, Guille, eh.
Por acá hay una que acaba de escupir el mate jajaja
interesante.
acertado.
prosa, poesía, canción.
quizás como anzuelos?
dana: eso es lo que sentí con stoner. esa sensación de que no pasa pero pasa.
(entre otras cosas)
Muchas gracias, f.
Chi lo sa.
Y dale, ustedes dos con Stoner, voy a caer en la tentación de comprarlo, y dije que no, que no.
si querñes te lo presto en mobi o pdf...
Sí, f, dale! En pdf está bien
:)
Gracias muchísimas!
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