Con Mini, la vecina de mi hermano, tomamos vino y comimos duraznos frescos en la galería de su casa.
Nos conocimos y me invitó. Nos contamos de todo. Ella tiene 74 años, 20 más que yo, pero mucho mejor llevados.
Disfruta de los pequeños rituales: abrir el vino. Preparar el fuego con ramas y piñas del bosque. Asar los churrascos "a punto". Preparar la ensalada. Comer siempre en el patio.
Me contó de sus amores, de su militancia siempre activa, de la cooperativa que formó con algunos vecinos en Buenos Aires.
Mini es alegre, anoche se fue de fiesta al club de jubilados. Me invitó, pero no tuve ganas. Hoy quiere estar presente en un acto por la memoria que se hace en otra localidad costera. Me viene a buscar. Ayer me dijo: Vamos.
1 comentario:
Hay personas que no envejecen nunca.
Torbellinos humanos.
Imagino que en el Más Allá encabezarán manifestaciones.
Besos.
Publicar un comentario