Le hablo, le pregunto por qué llora. El perro, como toda respuesta, rasca el tejido de la ventana.
Alguien abre su puerta, prende una luz, le acerca un plato de comida. Cierra la puerta.
Es lo que intuyo, únicamente me guían los sonidos. Ni una palabra humana. Y el perro no para de llorar.
Mi enojo fue mutando a tristeza y ahora a preocupación. Qué será de sus dueños, ¿por qué ya no los escucho cantar?
Estúpida pandemia.
8 comentarios:
Entiendo tu preocupación.
Besos.
Pobre perro.
La pandemia ha convertido a algunos en bestias.
Entiendo que hayas pasado del enojo a la preocupación, es que el llanto de un perro se hace notar. Está claro que tienen sus emociones.
Besos.
Pobre perrito. Y sabe, o siente, que estaría mucho mejor contigo. Eso quizá le da más tristeza aún.
Un abrazo.
Besos, Amapola ❤
Sí, pobrecito. Ahora soy la loca que le habla al perro solo. Pero al menos no llora tanto.
Besos, Toro.
Claro, es que me cansaba el ladrido, no supe que estaba solo hasta que después empezó a llorar.
Besos, Demi.
Ángeles, ahora le converso un rato y se calma. Antes me ladraba. Espero que pronto vuelvan sus dueños.
Un abrazo.
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