Un zumbido que nunca se apaga.
Inefable.
No sé si existe afuera.
Supongo que no, por eso me llamabas
-burlón-
"sensible del ruido".
Es finito como una aguja.
O como un millón.
A veces me lo olvido en cualquier parte.
Pero sabe regresar.
Es el rey. Y los demás son sus bufones.
Los que trae el viento que atraviesa
-como una exhalación-
las ventanas de esta casa.
Y que hace rezongar a las retamas.
Que arrastra el ladrido de un perro que
vive en otro barrio.
La risa de las cotorras que andan
animadas.
El silbido que le robó a un churrero que
andaba distraído.
Y la canción de las cigarras que me
llevan a la infancia.
Sonidos que me hacen temblar.
Y me recuerdan que soy. Sí, soy.
Sensible del ruido.
4 comentarios:
Inspirados versos.
Sé del zumbido que nunca se apaga. Tinnitus en mi oído izquierdo.
Me gusta como escribís.
Besos.
Me acordé de vos. Una vez lo mencionaste, yo antes no sabía cómo se llamaba.
Gracias por tus palabras, Demi.
Besos
Un sonido que se superpone a los demás, pero no dejas de percibir los demás, y con todos ellos has dibujado imágenes que son como una acuarela de un día cualquiera, que gracias a tus versos se ha vuelto especial.
Me ha encantado.
Abrazos.
Una acuarela de un día cualquiera. Me quedo con eso.
Gracias, Ángeles.
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