miércoles, 28 de febrero de 2018

Los cartelitos de la recepcionista





Digo, no necesitan llamar a la recepcionista. Apunten por si alguna vez les pasa.
Pd: Vale por si se congelan o si se mueren de calor. Ya tocará cambiar el cartel.

domingo, 25 de febrero de 2018

miércoles, 21 de febrero de 2018

De cara al insomnio

Hay un gusanito que no dijo lo que debía decir,
cuando debió haberlo dicho.
Hay un gusanito que escarba y escarba.

Hay un gusanito que debe morir.

lunes, 19 de febrero de 2018

Maldito insomnio

Convergen las ideas en puntas de pie.
Los aciertos del día, los desatinos.
Bailan las palabras en tutú un minué ridículo.
Se clavan los pensamientos: taco, punta, punta y taco.
Castañuelean los dedos sobre el papel: riá riá pítá.


jueves, 15 de febrero de 2018

Cazapalabras

Cada loco con su tema. Y el mío (y el de muchos) es cazarpalabras. En cualquier momento, en cualquier lugar.
Me trastornan los mensajes en las paredes, me enloquecen, me encantan, así de exagerada, con todo el énfasis. Sacarle fotos a las palabras me relaja, buscar mensajitos en las columnas, en las veredas, en los techos, me hace olvidar de todo, puedo tener el peor día y sé lo que tengo que hacer... salir a cazar palabras. O puede que vaya en el tren, el colectivo, la bici y tenga la imperiosa necesidad de bajar porque vi una palabra. Y bajo. Aunque no conozca el lugar.
Llevo como doce o trece años haciéndolo y perdí muchas en distintas compus. Estaba pensando en abrir un blog para juntarlas en un lugar, pero me da fiaca... buscarlas, subirlas. Por el momento dejo algunas por acá.


Este es un mensaje para Aldy. Se ve que le bloqueó el whatsapp...



Este estaba un poco depre, a la salida de un cole secundario:


Cuando yo llegué, el desorden ya no estaba, así que no sé qué decir, hay que imaginar:



También me entretengo armando secuencias como esta: 

1 - Un corazón que dice: La suerte de encontrarte alguna vez.


2- Pero le pasa un tren por encima...


 3- Y así quedó:






Ustedes sabrán disculpar. O no.


La 2: Ese fotón lo sacó mi hermana. A veces me llevo a todo el equipo, hijo, sobrino, hermana...


sábado, 10 de febrero de 2018

El insomnio

La vida es demasiado larga si la pensamos en apodos:

Mi pequeña flor.
Mi nena.
Gorda. Flaca.
Ámbar violeta.
Jenny.
Ojitos color miel.
Mi negra arcoíris.
Pim-po-llo.
Mor. Amor.
Nena.
Pastel de merengue con canela.
Maldita.
Mega.
Zamanis.
Zama.
Mirtis de Moscú.
Mir. Mi.
Mir querida.
Negra pata sucia.
Rubia. Kear.
Eme Cé. Eme.
Ma. Ti. Pri. Hi.
Señora mayor.
Loca. Perra.
Ami.
Mirtus. Mirki.
Oink. Beee.
Um.
Cazapalabras.

(Y todos los que no me acuerdo).

¿Cuándo termina?


Será, seguro,  cuando no me nombren.


m

viernes, 9 de febrero de 2018



Vuelve el perfume dulzón de las flores.
La propuesta del encuentro inevitable.

Un presagio de muerte.





miércoles, 7 de febrero de 2018

Y mis ojos se llenaron de ella

Esta mañana la vi cruzar el portón como todos los días y sin embargo no era la misma. 
O era yo, que la miraba por primera vez con estos ojos.
La vi llegar hasta la vereda y cruzar la calle, distraída. 
Como todos esos otros días en los que había brillado su inexistencia. 
La vi cruzar esta callecita de tierra, tan lejos del mundo.
La vi como otras mañanas, con su vestido naranja de algodón.
Ese que, ahora sabía yo, le sentaba tan bien.


sábado, 3 de febrero de 2018

Oliverio Girondo


12
Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden y se entregan.


 Girondo de noche.

Los escritores son seres peligrosos

Los escritores son seres peligrosos, malvados. Los inteligentes, los astutos, los que saben lo que hacen. Esos que logran que un párrafo, un capítulo, una historia cierren. Que un punto suelto en cualquier lado sea luego recogido y amarrado. Y nosotros, los lectores, disfrutamos cuando eso pasa, festejamos en nuestro silencio el objetivo logrado.

Pero esto no hace de los escritores buenas personas: dije que son peligrosos, malvados, y lo son; nos mantienen expectantes, nos roban el tiempo, manipulan nuestros sentimientos. A veces hasta nos asfixian con una palabra, y pueden usar esa artimaña tanto en una historia romántica como en una de terror. Una vez leí un libro (del que ahora no me acuerdo el título) donde el asesino mata a su víctima cruelmente, a sangre fría, hay malicia y espanto; y de repente, cuando termina de consumar su acto, el tipo queda ensimismado, sumido en una tristeza que lo vuelve diminuto, vulnerable… aunque en realidad el que se vuelve vulnerable es el lector, vos y yo. Y ahí, cuando el escritor (el verdadero perverso acá) ya ha envuelto al asesino en un clima de remordimiento y pesar, ahí, en ese momento, en ese preciso momento, tira la frase matadora, algo así como la “lenta lluvia de renuncias” de Cortázar o el “Soy un pedazo de miedo” de Ingberg. Qué sé yo. Éstas las pongo como ejemplos, nada tienen que ver con historias de terror (o sí, pero de las otras).

¿Y qué decir de la poesía? (de la que te corta las venas). El “Nadie pierde (repites vanamente)” de Borges, que una vez leído no se puede más que recitarlo infinitas veces como un mantra hipnótico. Y tantas otras palabras que se me vienen a la cabeza pero prefiero ignorar.
Pero cuidado: los escritores peligrosos no se limitan a la prosa o al verso. Estamos hablando de seres humanos con malos hábitos: la frasecita en cuestión te la pueden tirar mientras compran el pan, esperan el colectivo o hacen un asado. Ponele. Entonces nos dejan recalculando. Sí, son peligrosos aunque no estén escribiendo una historia.

Hace poco leí al francés Yann Andréa y pensaba opinologiar sobre uno de sus libros, pero entonces me di cuenta de que la malicia es un mal global que padecen (disfrutan) todos los buenos escritores. Yann, por ejemplo, secretario, amante y compañero de Marguerite Duras (otra grosa híper malvada), escribió sobre el período vivido junto a la escritora, un período de mucho sufrimiento, angustia y desesperación. Y a pesar de que narra una historia real, no puede dejar de ser lo que es, un escritor asesino, y de tirarte frases tipo “Leo en voz alta para merecerte”…vamos, seamos sinceros, miró al lector a los ojos y le clavó el puñal entre ceja y ceja. Ya… no estoy diciendo que lo hacen apropósito (solamente lo estoy pensando); lo que digo es que se nutren, a sabiendas o no, del efecto poderoso de sus palabras.

Ya sé, alguien me dirá que estoy proyectando… y bueno, sí, un poco, porque los lectores también necesitamos eso, nutrirnos de sentimientos hechos palabras, de acciones valientes, consumadas, meternos en esa otra dimensión y encontrar todo lo que en esta no encontramos, no porque no exista, sino que a veces está oculto, disimulado (¡¿por qué?!).

Y ésta es la parte en la que me enrosco y ya no sé ni lo que quiero decir, y me pregunto quién me manda a mí a estar haciendo esto, mejor me voy a calentar el agua, agarrar un libro y hacer lo que mejor me sale: claudicar, digo, leer.

Columna: Opinología Barata - Qu N°18, noviembre 2016

jueves, 1 de febrero de 2018