jueves, 29 de octubre de 2020

Ojalá tenga tiempo de escribir la palabra girasol.

Ojalá tenga tiempo de tener cuatro años

y de subirme a la medianera.

De preguntarle a mi abuelo cómo se llama esa flor

que mi abuelo me responda: girasol.

Ojalá tenga tiempo para aprender a escribir la palabra girasol.

De mirar de nuevo la cara curtida de mi abuelo.

Ojalá tenga tiempo

de preguntarle a mi abuelo cómo se llama eso que camina

que mi abuelo me responda: lagartija.

Ojalá tenga tiempo para aprender a escribir la palabra lagartija.

De mirar de nuevo la cara de la flor girando al sol.

De mirar de nuevo cómo se esconde eso que camina.

Ojalá tenga tiempo de mostrarle a mi abuelo 

que aprendí a escribir las palabras lagartija y girasol.


Muchos años después le pregunté a mi padre

por qué el abuelo nunca supo que había aprendido a escribir esas palabras.

Mi padre antes de irse contestó: en nuestra familia somos de morirnos jóvenes.

Y me abrazó.