De arena y sal
Caminé con él por el muelle
mientras me contaba su versión de la historia.
Dijo que te fuiste sola.
Me llevó hasta el borde
adonde las olas ya llegan rotas
y la luna se escondió
para no ver nada.
Su voz se volvió filosa, amenazante como el mar
y el muelle se convirtió en un monstruo
de garras acuosas.
Se puede tirar a alguien desde acá –susurró–
dejar que se rompa contra las rocas
que se lo coman los peces, ¿sabés?
y nunca
nadie
se va a enterar.
La brisa marina se llevó sus palabras.
Y mi boca se llenó de arena y sal.
Caminé con él por el muelle
mientras me contaba su versión de la historia.
Dijo que te fuiste sola.
Me llevó hasta el borde
adonde las olas ya llegan rotas
y la luna se escondió
para no ver nada.
Su voz se volvió filosa, amenazante como el mar
y el muelle se convirtió en un monstruo
de garras acuosas.
Se puede tirar a alguien desde acá –susurró–
dejar que se rompa contra las rocas
que se lo coman los peces, ¿sabés?
y nunca
nadie
se va a enterar.
La brisa marina se llevó sus palabras.
Y mi boca se llenó de arena y sal.