martes, 31 de julio de 2018

Hay días que se desmoronan:
como el techo plagado de termitas
que se descascaran
como la pintura de las paredes humedecidas
por todas las lluvias del invierno
y que se regeneran cuando llega la noche:
en las respiraciones tranquilas, acompasadas,
de sus cuerpos arropados en la cama.

Y entonces me digo, que todo está bien.

sábado, 28 de julio de 2018

No existe un ahora mejor.
Adentro el sonido de una armónica
se mezcla con el tiqui tiqui
de los dedos sobre el teclado.          
     
Afuera la lluvia realmente se hace sentir

miércoles, 18 de julio de 2018

Obsesiones de invierno

El libro está basado en la vida tormentosa de la escultora Camille Claudele. 
Ni bien terminé de leer, me tuve que poner a buscar. Y, entre otras cosas, me topé con este precioso verso de Paul Claudel, poeta, hermano de Camille (y a quien odié mucho, después de cerrar el libro):

Cómo hablaros del otoño cuando tengo todavía en el oído esa agria flauta de la primavera que me llena la boca de agua.

Insomnio lapidario

Él le escribió una carta cargada de sentimientos,
ella se enamoró
de la concordancia gramatical
del uso adecuado de los tiempos verbales
de su perfecta ortografía.

No funcionó.

lunes, 16 de julio de 2018

Poesía es (que no un poema):
ponerse a mover los muebles de la casa,
a media noche,
con ese hijo de veintiuno,
que nunca te da bola,
y después,
sentarse a compartir un rico guiso casero.

     
                        Ustedes sabrán perdonar.

viernes, 13 de julio de 2018

Hoy le prendí fuego a mi último Horla.


Recorrí los libros de mi biblioteca con una sola mirada.
Acaricié los lomos uno a uno y ahí lo vi, como a un viejo fantasma.
Lo saqué con reparo (miedo de volver a leer).
Lo abrí en esa primera página.
Repasé por última vez las heridas que dejaron tus trazos sobre el papel.
Esa mentira dulce y dedicada.  
Me detuve en ese Siempre imaginario.
No sé qué estabas pensando, qué necesitabas decir, qué esperabas. Pero todavía estaba ahí.
Cerré el libro y lo tiré al tacho de lata, junto a mis libretas mamarrachas.
No dudé: rocié todo ese menjunje de palabras dislocadas,
y encendí la llama.


Para Meri, mi editora favorita.

lunes, 9 de julio de 2018

Once años después

Un libro para arreglar ese chocolate solo.
La nevada en la 9 de Julio.

Parece que pasaron mil años.
Sumergirse en la hoja vacía.
Dejar que el lápiz guíe la mano.
Llegar hasta el fondo/ hundirse/ lidiar. 
Hasta que las palabras surjan.

Escribir para respirar.